Barcelona

En España el foco modernista más importante está en Cataluña, coincidiendo con el auge económico y el desarrollo de burguesía industrial. Destacan artistas como el arquitecto Luis Doménech i Montaner (Palau de la Música de Barcelona), el escultor Llimona, el joyero L. Masriera, el cartelista publicitario Alexander Riquer y por encima de todos Gaudí y su repertorio de fantasía y modernismo orgánico en Casa Milá, La Pedrera, El Parque Güell o la Sagrada Familia.

En Barcelona, el modernismo se llamó 'modernisme', en catalán, y el arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926) creó un estilo orgánico sumamente individual que derivó de tradiciones góticas y moriscas. Gaudí fue nombrado director de obra del Templo de la Sagrada Familia en 1883.

El modernismo catalán respondió a la necesidad de crear un estilo propio que reflejase la identidad catalana. La expresión de este sentimiento se basó en la recuperación de estilos históricos, lo que unido al Art Nouveau dio como resultado un estilo único en el mundo caracterizado ante todo por un nivel de experimentación artística propio de una gran revolución. Antoni Gaudi i Cornet es el mayor exponente, comenzó combinando neogoticismo y modernismo, evolucionando hacia un estilo propio. En su ingenioso punto de vista, que podemos ver en edificios como la Casa Batló o la Sagrada Familia, buscaba unir ingeniosas soluciones estructurales con llamativos efectos decorativos. 

Si algo tuvo el modernismo en Barcelona fue la gran aceptación que tuvo llegando no solo al plano arquitectónico, también al decorativo. Fruto de ello hoy quedan muchos comercios que aún mantienen su estética modernista. Entre ellos encontramos la Farmacia Bólos conservando aún su interior con mobiliario y vidriera modernista. 

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